Ejemplos de OKR: qué son y para qué sirven
Y tú, ¿has oído hablar alguna vez de la metodología OKR? Este método sirve para impulsar las empresas hacia la consecución de objetivos y es muy útil para impulsar la mejora continua y mantener a los empleados motivados. A continuación te explicamos en qué consiste este método e ilustramos la información con ejemplos OKR aplicables a la vida real. ¡Lee con atención!
¿Qué son los OKR?
Las siglas OKR responden a las palabras Objectives and Key Results, en castellano, Objetivos y Resultados Clave. La metodología OKR es un método de gestión para alcanzar metas estratégicas de la forma más eficiente posible alineando las metas de la empresa y de los individuos que trabajan en ella con resultados que se puedan medir. Así se consigue un trabajo más unificado, enfocado a la culminación de objetivos.
Esta metodología funciona en ciclos de trabajo de una duración determinada (meses, semestres…) y funciona de la siguiente manera: para cada ciclo se plantean entre 3 y 5 objetivos cuya progresión se medirá gracias a 4 o 5 indicadores, los resultados clave. El objetivo es centrarse en cumplir con la mayoría de esos objetivos para cuando el ciclo de trabajo haya concluido llevando a cabo acciones concretas.
Los OKR, por lo tanto, forman una metodología y determinan a dónde quiere llegar una empresa, por lo que son amplios y generales. Por eso no hay que confundirlos con los KPI (Key Performance Indicator), que no son un método sino indicadores del rendimiento de la empresa.
¿Cómo deben ser los OKR?
Para poder poner en marcha la metodología OKR hay que tener en cuenta que cada OKR debe tener unas características específicas. Veamos cuáles son:
- Ambiciosos: los OKR deben ser ambiciosos para aprovechar al máximo el potencial de la empresa y motivar la mejoría, pero sin cruzar la línea que separa la ambición de las metas poco realistas.
- De duración determinada: esto sirve para que la conclusión de un objetivo sea un acontecimiento plausible, ya que esto mantiene a los equipos de trabajo más centrados y motivados.
- Simples: cada OKR debe poder expresarse en una frase corta, sin especificaciones poco claras que puedan complicar su consecución.
- Medibles: si los objetivos o los resultados clave que has escogido no se puede medir de alguna forma (en números, en hecho/no hecho…), no se trata de OKR válidos.
- No describe tareas, sino resultados: es decir, que cada OKR no es un trabajo que hay que hacer sino una meta que hay que alcanzar.
- Flexibles: los OKR deben poder redefinirse para adaptarse a la marcha del proyecto.
Por último cabe destacar que tanto los objetivos como los resultados clave deben ser fruto de un acuerdo entre los miembros del equipo de trabajo y nunca una imposición.

Ejemplos de OKR
Para ilustrar esta metodología veamos varios ejemplos de OKR partiendo de un departamento de ventas. Los OKR en este caso podrían ser:
Objetivo 1: Hacer más fuerte el equipo de ventas
- KR1: contratar 2 nuevos gerentes de ventas
- KR2: realizar una formación mensual sobre experiencia de compra
- KR3: automatizar el proceso de venta adquiriendo un software específico
Objetivo 2: Aumentar las ventas a través de Internet
- KR1: abrir una nueva tienda online que cargue más rápido
- KR2: acceder al marketplace de Amazon
- KR3: mejorar las estrategias de venta cruzada mostrando productos relacionados en la página de pago
Objetivo 3: Conseguir un servicio post venta excelente
- KR1: facilitar las opciones de devolución del producto
- KR2: enviar un correo de agradecimiento por la compra a todos los clientes
- KR3: ofrecer un descuento por la compra realizada
Ahora que ya entiendes la metodología OKR y has visto ejemplos ya conoces su importancia y todos sus beneficios.



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