Las claves de la nueva gestión logística integral

La gestión logística integral va ganando fuerza con su presencia, que ya no se limita a grandes multinacionales y grupos de empresas, sino que comienza a aplicarse en negocios de dimensiones más reducidas, que ven en esta forma de enfocar los sistemas de trabajo la oportunidad de ahorrar, optimizar sus procesos y eficiencia y mejorar su servicio al cliente, con las consecuencias positivas que ello implica para la imagen de marca y la reputación corporativa. Sin embargo, la forma de abordar la administración de la cadena de suministro está cambiando, ya no se rige por las mismas prioridades, ahora la demanda tiene la palabra, con mayor fuerza que nunca antes, y su punto de vista marca el rumbo de las decisiones que afectarán a la programación, planificación y control en un sistema de gestión logística integral.

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¿Qué se debe conocer de la logística integral?

En realidad, la evolución hacia el modelo de logística integral es un fenómeno natural, impulsado por la globalización, la mayor exigencia en materia de calidad de los productos y servicios y la proliferación de nuevas tecnologías  que implican un mejor, más fácil y más económico acceso a la información. Esta nueva configuración del entorno de la cadena de suministro obliga a buscar fórmulas de gestión más sencillas, promotoras de fluidez en las operaciones, en vez de generadoras de problemas, limitaciones y barreras.

Se debe conocer, por ejemplo, que el ritmo de la gestión integral de logística lo marca, con bastante fuerza, la demanda. Una demanda que se centra tanto en el producto en sí como en su calidad, con lo que los estándares de servicio son otro de los aspectos a cuidar en una gestión integral. Para ello, es necesario el engranaje entre los distintos eslabones de la cadena para su correcto funcionamiento.

Con esta premisa, se pueden definir cuatro etapas, que se deben contemplar como una visión conjunta dentro de la logística integral: previsión, suministro, fabricación y distribución.

  • La previsión es vital en cualquier negocio y la “madre” de las etapas que vendrán a posteriori. Para realizarla correctamente se han de conocer el resto de condiciones. Saber la demanda existente, la capacidad de los proveedores para facilitar materias, el ritmo de trabajo necesario, el stock existente, etc. Todo el sistema de gestión logística integral se sustenta en una retroalimentación entre todos los campos.
  • El suministro. La elección de los proveedores que facilitan las materias primas requiere de un constante estudio del mercado. El suministro debe ser flexible, acorde a las necesidades de la empresa y de su ritmo de trabajo. Construir y elaborar una buena red de contactos simplifica tanto esta labor como la de la distribución.
  • La fabricación. En la fase de producción y logística interna, las materias primas pasan a ser productos terminados. Estos productos se almacenan para su posterior distribución. Esta etapa debe centrarse en mejorar las comunicaciones y relaciones entre todas las instalaciones de la empresa, ya sea entre planta y planta, planta y almacén o planta y centro de distribución. La gestión logística integral bien realizada evitará que haya un solo fallo en una de las partes del proceso que pueda afectar a las otras. Por ejemplo, que la capacidad de almacenamiento sea inferior a la capacidad de producción. Se debe encontrar un punto intermedio entre la inmediatez y el retraso, pues es poco factible que todo el producto pueda producirse y venderse de manera inmediata y es un gasto el tenerlo almacenado en inventario demasiado tiempo.
  • La distribución. El transporte es, junto al almacenamiento, el área que más costo genera dentro de la logística. Otra vez es necesario tejer una buena red de contactos para que el producto llegue en las mejores condiciones de rapidez y calidad al cliente. Una buena red ha de contemplar distribuidores, comercios minoristas o almacenes. El medio de transporte es una elección crucial que se debe hacer en integración espacial con la situación geográfica de proveedores, centros de distribución, fábricas y clientes.

Conocer globalmente todas las áreas de la empresa proporciona una ventaja competitiva en el mercado.

La necesidad de una gestión logística integral

La gestión logística integral es la consecuencia de la evolución de los mercados y la sofisticación de los clientes. Son muchas las variables que afectan la evolución y el crecimiento de la función logística, pero podrían destacarse tres:

  • La necesidad de integración proviene principalmente de la toma de conciencia acerca de la importancia de los consumidores y el concepto de marketing. Las líneas de productos se iban ampliando para satisfacer la creciente demanda de más variedad, más opciones. Esta expansión supuso una presión sin precedentes en las cadenas de suministro, que se veían forzadas a mover más productos manteniendo los costes bajos, especialmente en lo referente a transporte e inventario.
  • Un segundo factor determinante para la proliferación de la gestión logística integral han sido los avances tecnológicos. El desarrollo de software orientados a apoyar la gestión logística supusieron una mayor eficiencia en muchas áreas, como:
  • La optimización de las rutas de transporte.
  • La eficacia en el control de inventario.
  • La consecución de una mejor distribución del almacén, gracias a cambios en el diseño.
  • Sin embargo, quizás el impulsor más activo de la gestión logística integral haya sido la globalización. La internacionalización de los negocios y el desarrollo de bloques comerciales mundiales influyen en la necesidad de cambio, en busca de la ventaja en costes.

La gestión logística integral, en busca de ese flujo continuo e ininterrumpido de producto se apoya en tres tipos de operaciones:

  1. Logística de atracción: también conocida como inbound logistics, se refiere al abastecimiento y lo que implica. En concreto, está centrada en la relación entre la empresa y sus proveedores y en el inicio del flujo de producto, que da comienzo con la llegada de los materiales a planta.
  2. Operaciones: es la fase de conversión, el momento en el que intervienen las transformaciones que se producen ya dentro de las instalaciones de la organización. Bienes y materiales avanzan de operación en operación, completando procesos.
  3. Logística outbound: se refiere a la distribución física, el momento en que se hace efectiva la relación entre la empresa y sus clientes. En este punto, el producto terminado sale de la planta para trasladarse hasta el consumidor final.

Cada una de estas relaciones se sustenta en la ejecución de cinco actividades logísticas primarias como son el transporte, la estructura de las instalaciones, la gestión de inventarios, la manipulación de materiales y el flujo de comunicación.

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Las metas de la gestión logística integral

Los objetivos de la gestión logística integral son el punto de partida para cualquier plan orientado a optimizar la cadena de suministro. Desde esta visión se pueden tomar decisiones, desarrollar políticas y concretar acciones que ayuden a hacer realidad las metas planteadas, entre las que se encuentran:

  • Ser capaz de proporcionar una rápida respuesta: la estabilidad de cualquier negocio depende de su habilidad para garantizar la satisfacción del cliente. En este sentido, la tecnología aplicada a la logística ha permitido poner un mayor énfasis en la velocidad de respuesta al permitir, no sólo eliminar todos aquéllos elementos que no producen valor, sino también poder pronosticar la demanda anticipándose a los requisitos del cliente. En definitiva, la tendencia es la proactividad, como modo de sobrevivir al dinamismo de los entornos de mercado actuales.
  • Asegurar una varianza mínima: evitando cualquier circunstancia que incida negativamente sobre el rendimiento del sistema. En vez de hacerlo a la manera tradicional, por ejemplo, en base a inventarios de seguridad o al uso de sistemas de transporte de tipo premium, con mayores garantías; se intenta aplicar la tecnología de la información para ganar en control. De esta forma se minimiza la incertidumbre, con ella el riesgo y el rendimiento queda preservado.
  • Reducir el inventario: es un seguro, pero también es un gasto. El inventario es un arma de doble filo que, pese a la disponibilidad que garantiza, pesa en los resultados finales al ser un gran consumidor de recursos. Pese a que no es posible eliminar el inventario completamente o reducirlo a cero, sí que se puede minimizar, hasta hallar el equilibrio entre éste y el cumplimiento de objetivos empresariales.
  • Disminuir los costes asociados al transporte: sin reducir su eficiencia ni perjudicar a su seguridad. La elección del medio de transporte es una de las decisiones logísticas claves que, en un modelo de gestión logística integral tienen un gran peso. No solo dependerá del tipo de producto, sus características y la distancia hasta el punto de destino; sino que también se debe prestar atención a las circunstancias globales. En base a ellas, es posible alcanzar acuerdos que trasciendan positivamente a lo largo de toda la cadena de suministro.
  • Mejorar los niveles de calidad: la logística en el futuro no se centra en el producto sino que aplica esta búsqueda de la máxima calidad también a sus estándares de servicio. Esta motivación supone un importante reto para la gestión, que se puede satisfacer con una política de tolerancia cero a defectos y la aplicación de sistemas de medición que permitan acceder a modelos de mejora continua. En entornos internacionales, el reto aumenta de intensidad al ser precisa también la sincronización.
metas y objetivos de la gestión logística integral

Estos objetivos han de condensarse en un plan de gestión logística integral. Esta planificación será la base sobre la que se estructuren las diferentes actividades que componen la logística en una cadena de suministro:

  • Servicio al cliente.
  • Predicción de la demanda.
  • Comunicación de la distribución.
  • Control de inventario.
  • Manipulación de materiales.
  • Procesamiento de pedidos.
  • Servicio de soporte.
  • Selección de planta y almacenes.
  • Abastecimiento.
  • Empaquetado.
  • Gestión de devoluciones.
  • Gestión de residuos.
  • Transporte.
  • Sistemas de almacenamiento.

Los imprescindibles de la gestión logística integral

Cuando se lleva a cabo una gestión logística integral de forma efectiva, los buenos resultados no sólo se traducen en un mejor rendimiento, ventaja en costes y mayor satisfacción del cliente, sino que su valor se extiende a todas las áreas de la organización. Alcanzar estos objetivos depende de eliminar los residuos, es decir, todo lo que no produce valor; y lograr la cooperación, en términos de políticas, programas y metas. Además son necesarios tres factores:

1. Diseño adecuado de la red de contactos.

2. Obtención de información objetiva, completa, precisa, consistente y actualizada, basada en datos de calidad.

3. Conocimiento de la organización y el medio.

Sin embargo, además de contar con estos elementos, es necesario superar las barreras a la implementación de un sistema de gestión logística integral. Ya que, lejos de poder englobarse en el ámbito de lo utópico, experimentar esta modalidad de gestión implica el tener que superar obstáculos. Conocerlos es la clave para pasar sobre ellos y continuar avanzando.

Algunos de los elementos que ofrecen mayor resistencia al cambio ante un proceso de este tipo son:

  • Estructuras organizacionales rígidas.
  • Herramientas y/ o sistemas de medida precarios o inexistentes.
  • Problemas relativos a la propiedad del inventario.
  • Falta de madurez tecnológica.
  • Incapacidad o dificultades a la hora de llevar a cabo la transferencia de conocimiento.

La logística hoy día ya no puede entenderse de una manera simplista, reduciendo su esencia a la gestión de transporte y almacenamiento. Continúan apareciendo nuevos retos para la planificación y el control, la complejidad aumenta, las redes crecen y se dificulta la búsqueda del valor que reside en la cadena de suministro.

La forma de permanecer imbatible ante la vertiginosidad de los cambios es garantizando la coordinación en los procesos de negocio, luchando por la cooperación y asegurando una visión integrada del sistema. De ella se partirá para hacer realidad la gestión logística integral del negocio, mediante la aplicación de las técnicas, herramientas y métodos que se seleccionen para administrar las áreas más críticas en las condiciones adecuadas, no sólo de calidad, entrega y en lo relativo a costes; sino también en todo lo que tiene que ver con la flexibilidad. 

Implementación de un sistema de logística integral

Para lograr una gestión optimizada de la cadena de suministro la logística integral ha de abordarse en lo relativo a:

  • Actividades: aprovisionamiento, producción, transporte, inventario y función de almacén.
  • Espacios físicos: fábricas, almacenes, centros de distribución, ubicación de proveedores y clientes.
  • Planificación: a nivel estratégico, táctico y operativo en cada empresa y a nivel global, de todas las que componen el supply chain.

Esta integración se debe comenzar a nivel puramente comunicacional, como un primer estadio de intercambio de documentación e información, para extenderse posteriormente hacia la función de planificación, hasta llegar a abarcar incluso los aspectos financieros (inversiones, beneficios). La logística integral es una fuente de ventaja competitiva pero debe basarse en relaciones coordinadas, beneficiosas para todas las partes involucradas, basadas en la motivación colaborativa y consensuadas en cuanto a objetivos.

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Créditos fotográficos: VLADGRIN y IPOPBA


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